Antes de salir de casa para caminar unas cuadras tienen pendiente esconder el reloj, la cadena y guardar bien el celular en los bolsillos, luego al salir a la acera mirar para ambos lados de la calle para ver si observan algún motor o carro sospechosos.

Todo lo anterior forma parte de la sensación de inseguridad en la capital y muchos lugares del país hasta el punto que parecería que estamos viviendo en la vida real una serie de violencia de Netflix o Amazon Prime.

Lo antes mencionado se pone peor cuando un grupo de personas que no encuentran qué hacer en su casas o por echarle una vaina a un gobierno de turno, toman videos de años atrás, los editan y les agregan títulos poniendo que el hecho ocurrió en un lugar del Cibao o en un barrio populoso del Gran Santo Domingo, pero al analizar dichos videos muchas veces corresponden a otros países o son hechos ocurridos hasta 10 años atrás, pero cuando se toman diez o quince videos de estos y se distribuyen en las redes sociales con toda la mala fe, esto provoca una histeria colectiva y uno se pregunta ¿Y es que algunos organismos de investigación no tienen las herramientas para dar con los culpables de esos hechos?

Si estas acciones de falsos videos no se castigan a tiempo, todo se convertiría en un gran relajo que podría hacer que la población salga a las calles y se vivan consecuencias insospechadas.

Creo que este mismo año en el país se debe tomar cartas en el tema de la inseguridad ciudadana, no puede terminar el 2022 sin que las autoridades tomen medidas ejemplares para disminuir este clima de inseguridad que está afectando psicológicamente a los dominicanos provocando trastornos de ansiedad.

La población sufre dificultades para respirar, dolor de pecho frecuente, dificultades de relaciones en el hogar, en el trabajo y con los amigos.