Se ha publicado que existe preocupación en la industria de la música luego de que un cibernauta publicara una colaboración entre los cantantes Drake y Weeknd, creada utilizando inteligencia artificial, la cual ha logrado 10 millones de reproducciones y más de un millón de likes.
Universal Music Group declaró que busca proteger la música de sus artistas, y ha pedido a las plataformas digitales de Apple Music y Spotify bloquear el uso y los servicios de de bots que se dedican a extraer melodías y letras sin pagar los derechos (copyrights).
De igual manera hay artistas temerosos de ser sustituidos por programas computacionales capaces de generar creaciones a partir de la inteligencia artificial.
Sin embargo hay quienes desechan esa preocupación considerando que no importa que tan buena pueda ser la música de la inteligencia artificial, ya que la misma nunca tendrá el aura ni logrará el impacto de la que se crea de manera original.
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El debate se plantea interesante, y nos hace recordar la preocupación que también generó en el pasado la llegada a la música de los sintetizadores y los programas de secuencia.
Recuerdo que los músicos de Amucaba protestaron cuando vieron que un cantante y pianista tocaba como si fuera una orquesta ofreciendo entretenimiento en terrazas de restaurantes y en los llamados piano bar.
Un solo ejecutante, sonaba como un grupo musical, con lo cual ya no se necesitaba el acompañamiento de cinco o seis músicos, lo que se traducía en una pérdida de empleo para muchos de ellos.
Al final de cuentas no pudieron impedirlo, porque es imposible parar el desarrollo.
Luego llegaron los programas de Autotune para afinar la voz de los cantantes, pero contra eso no protestaron, porque se convirtió en la salvación de los canta malo.
En fin, la música artificial, por más perfecta que sea nunca será igual que la de creación original.
El sonido de un instrumento musical acústico verdadero no se escucha igual que uno sintetizado. Eso lo sabe todo aquel que tiene oído.
Igual ocurre con los discos análogos de vinil, que hoy día son muy apreciados, porque los diletantes lo consideran más auténticos que los del discos digitales (C D)
Por: Joseph Caceres