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Joanny Elizabeth, bombera voluntaria por amor a los demás

Joanny Elizabeth, bombera voluntaria por amor a los demás

Joanny Elizabeth Novas Vargas remueve los escombros tras participar en la extinción de un fuego, en una tienda de la capital.

Cuando escucha la sirena de emergencia o recibe un mensaje de whatsapp de la estación que indica una alarma de incendio u otra urgencia, su adrenalina sube, y su angustia se convierte en energía para  poder ayudar. De inmediato se prepara para  salvar vidas, según explica la bombera voluntaria Joanny Elizabeth Novas Vargas.

Novas Vargas es una mujer de 31 años de edad que forma parte del Cuerpo de Bomberos del Distrito Nacional, y  ha participado en la extinción de  centenares de incendios, accidentes y desastres naturales arriesgando su integridad física, solo por la vocación de servir al prójimo.

“Siempre me encomiendo a Dios, al igual que a cada uno de mis componentes. Respiro y tomo presencia del momento y de los peligros, utilizando las técnicas, y el entrenamiento adquirido. Salvar vidas es la forma de obrar de las voluntarias del Cuerpo de Bombero del Distrito Nacional de la cuales yo soy parte”, dijo la capitana de bombero.

Llama mucho la atención que esta bella mujer, profesional del derecho, amante de la vida, del arte, y de la diversión, que tiene como hobbies o deportes: el running, kickboxing, aerial hoop, pole fitness, viva arriesgando su vida cada día solo por el deseo de servir y por el mandato cristiano de su religión.

Joanny Elizabeth Novas, tras una jornada de trabajo.
Joanny Elizabeth Novas, tras una jornada de trabajo.

“Este oficio me ha regalado una plenitud del alma y la inmensa dicha de servir desde el anonimato, sin esperar más que la satisfacción del deber cumplido. Lo cierto es que colaborar en preservar la vida de otro ser humano, ya sea un rescate en accidente de tránsito, estructura colapsada o en el combate de incendio no tiene palabras para describirse”, enfatizó Joanny Elizabeth Novas.

Como todos los bomberos y miembros de unidades de rescate su oficio, es de una vocación sublime y cívica basado más en el amor al servir y su adicción al peligro, forma parte de sus vidas a tal punto que lo consideran un compromiso con la vida y su entorno.

 “Lo ideal en esta profesión es no subestimar el peligro, ya que siempre nos encontramos ante situaciones que de repente pueden agravarse, bien sea un escape de gas que puede resultar con una explosión, o una casa o industria incendiada donde su estructura se ha visto debilidad y puede colapsar”, expresó  Novas

 “Aplaudo las mujeres valientes, que salen del molde y cumplen sus funciones y papeles con excelencia, nuestra institución cuenta con brigada femenina donde una matrícula de 60 féminas activas ponen en alto nuestro oficio”, dijo de manera enfática la heroína.

Hoja de vida

Nació en el 1992 en la maternidad de la Altagracia del Distrito Nacional, después de terminar el bachillerato, obtuvo el título de licenciada en Derecho en una prestigiosa universidad del país. En el 2017 entra a la academia de bomberos convirtiéndose en una de las bomberas voluntarias ahora con el rango de capitana.

En la actualidad vive con su madre y un hermano. Trabaja para Urbe Capital LTD, un “one touch point” de servicios empresariales, cuyo ecosistema contempla bienes raíces y asistencia legal.

Viviendo en las inmediaciones del Cuartel General del Cuerpo de Bomberos, de la avenida Mella, recuerda que recibió una invitación de un oficial al cual admira mucho para ingresar a la Guardia Voluntaria, la cual aceptó y desde entonces lleva seis años como voluntaria.

Primera bombera

Aunque en la actualidad hay muchas  bomberas, todo tuvo su inicio en el siglo XIX, cuando Molly Williams se convirtió en la primera mujer de Estados Unidos y del mundo en extinguir incendios.

Fue muchos antes de que se organizara en la ciudad de Nueva York, en  Estados Unidos, el Departamento de Bomberos de esa ciudad en 1865, cuando Molly Williams hizo historia al combatir incendios.

Williams era una mujer negra y esclava. Su dueño era un hombre millonario llamado Benjamín Aymar, este había incursionado como bombero voluntario en Oceanus Engine Co. 11, en el bajo Manhattan, y Williams como atendía a su amo, cocinaba en la estación para todos.

Cuenta la  historia que en 1818 una tormenta de nieve azotó a la ciudad y un brote de gripe derribó a todos los voluntarios masculinos. Terminada  la tormenta, llegó una llamada de incendio y Williams era la única en la estación de bomberos que se encontraba disponible.

Así que de inmediato saco el camión y se fue a apagar el fuego, teniendo un éxito muy publicitado por su valencia y arrojo, de ahí paso a ser llamada la “Voluntaria No. 11”.

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Jorge González

Periodista, fotógrafo, reportajista y editor fotográfico de El Nacional