“Desde que vi a ese médico supe que me curaría”, esta afirmación de una paciente agradecida y conforme con el servicio recibido es un testimonio de fe.
Si existe algo que se pierde en las noches milenarias de la historia es la relación interpersonal entre un ser humano que busca ayuda ante la enfermedad y otro que hace las veces de curador, sea en una tribu o en un templo religioso.
Al correr del tiempo lo que antes se llamo relación médico enfermo el Dr. Ricardo Gonzalez Menéndez (Cuba 1980), denominó a este fenómeno Relación Técnica Interpersonal de Ayuda (RITA), esto así pues se da entre dos seres humanos, es técnica, por la investidura profesional del ofertante del servicio y, entraña siempre la actitud de ayuda , apoyo y socorro al que sufre.

¿Qué procura el paciente? Que le digan lo que tiene, esto es el diagnostico: “Doctor dígame lo que tengo”….Lo esencial que espera el paciente es que le curen.
Es tan preciso este objetivo del enfermo que ese acto mágico que el espera debe ser, de preferencia, indoloro, de buena gana, rápido, sin complicaciones y en lo posible ad honoren, es decir a gratuidad.
Se ha dicho que Asclepios, una figura importante del ejercicio medico de la antigüedad, fue castigado por devengar honorarios como resultado de un acto médico. ¿Imaginan uds. la cantidad de presión y expectativas que derivan de esa primera visita electiva o de emergencia ante un profesional al que se le atribuyen dotes especiales?
Pero : ¿que busca el médico ante esta relación? Se dice que legitimar su prestigio profesional ante la sociedad, quiero decir, que la fama del profesional en la versión popular, se nutre del conjunto de sus aciertos.
El galeno puede además derivar honorarios por concepto de la venta de sus conocimientos y fuerza de trabajo, máxime en la práctica de libre mercado o netamente privada, Pero: cuales son las fuerzas conscientes e inconscientes que se dan en esa relación? Iniciemos por el estado afectivo de los participantes.
Un médico atormentado, con problemas familiares y económicos, con una vocación de servicio débil lo refleja en el desgano y falta de empatía con que trata a sus pacientes. Un paciente deprimido, desconfiado, poco colaborador e irrespetuoso puede “sacar de quicio “al terapeuta y generar incidentes que dificulten una relación armónica.
La transferencia, mecanismo de defensa inconsciente que fue descrito por Ana Freud a principios del año 1900 puede dificultar la relación, pongo por ejemplo, cuando el o la paciente de interesa o enamora de su medico.
Esta autora hablo de la transferencia positiva, –“ese médico es un amor”…. Y, la negativa o contratransferencia—“ yo no vuelvo donde ese ogro”———-.A veces es lo contrario, es decir positiva del profesional a su atendida, entonces el médico se interesa en seducir, para fines amorosos, a su paciente.