Editorial

La madeja haitiana

La madeja haitiana

Editorial

En torno al asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse, se complica aún más la madeja de la investigación con las muchas versiones que emanan acerca de  ese magnicidio, sobre cuya planificación y  ejecución se acusa a más de una veintena de exmilitares colombianos y varios haitiano-estadounidenses.

Se ha dicho que el complot comenzó a fraguarse desde noviembre del año pasado con reuniones  entre políticos y empresarios haitianos que  en principio habrían debatido la idea de apresar al presidente Moïse con el propósito de inhabilitarlo como jefe de Estado, pero que luego se impartió orden de matarlo.

Al empresario venezolano Tony Intriago, propietario de una empresa de servicios de seguridad que opera en la Florida, se le atribuye contratar y proveer de boleto aéreo a 19 exmilitares  colombianos que viajaron desde Bogotá a Santo Domingo para luego internarse en Haití por vía terrestre.

La emisora Radio Caracol, de Colombia, divulgó un reportaje de investigación sobre el magnicidio de Moïse, en el que señala al actual primer ministro haitiano, Claude Joseph, como  autor intelectual  del crimen, cuestión que fue desmentida por el jefe de la Policía de Haití, León Charles.

Se resalta que  el Buró Federal de Investigaciones (FBI), de Estados Unidos, y la Agencia de Seguridad de Colombia, enviaron funcionarios a Puerto Príncipe para participar en las investigaciones sobre  el asesinato del presidente haitiano, por lo que  tarde o temprano la  densa nebulosa será despejada.

El Gobierno dominicano  ha hecho bien en  disponer una apertura de la frontera  con el único propósito de activar los mercados binacionales y las exportaciones de alimentos y otros productos hacia Haití, a los fines de evitar que la población sufra escasez de artículos básicos.

La Policía haitiana repetidamente refiere que sicarios y sus mandantes sostuvieron encuentros en República Dominicana en camino a perpetrar ese  crimen,  sin reparar que  políticos y empresarios haitianos llevaban  más de ocho meses en labores conspirativas en Estados Unidos y que ese complot tenía su ramificación básica en Colombia.

Atentos al accidentado curso de las investigaciones sobre el asesinato del presidente haitiano, las autoridades dominicanas deberían tomar nota de la advertencia que ha hecho Estados Unidos, de que no permitirá ingreso de inmigrantes haitianos que intenten llegar por vía marítima a la Florida.

En caso de un no deseable desbordamiento de la crisis haitiana, aquí tampoco habría espacio para tanta gente.

El Nacional

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