Opinión Articulistas

La nueva democracia

La nueva democracia

Manuel Fermín

En Washington el presidente Abinader hizo fuertes críticas al continuismo, e hizo hincapié en los esfuerzos que él hace para fortalecer la democracia y darle contenido al respeto a los derechos humanos; y más: “evitar la entronización en el poder” …. Muy bien, pero la realidad es otra.

Ahora se promueve una “nueva mala democracia” que consiste en manipular al votante y no el voto pues es difícil hacerlo en la mesa o en el envío del resultado, y por eso se hacen los “arreglos” pre-comicios: regalos, compra de cédulas, nóminas, publicidad abrumadora, pensiones, tarjetas de ayuda económica, transfuguismo institucionalizado, en fin, obviar la verdadera realidad: violencia, corrupción, impunidad, la falta de infraestructuras…, que se echan como a un lado.

Este es el nuevo estilo de lograr un gobierno democrático elegido “democráticamente”, a papeletas limpias. Así hemos venido fortaleciendo la democracia post Balaguer pues este ganaba elecciones “deslumbrando” y no manipulando al electorado con inversiones estratégicas, con una obra infraestructural formidable de proporciones nunca vistas en la nación. Pero inversiones de productividad aprovechando el potencial humano disponible frente al impacto negativo que arrastramos por años de convulsiones políticas desde la caída de la dictadura.

Fue una obra repartida en toda la República, y así logró afianzar su influencia y liderazgo para permanecer en el poder y dejar un desarrollo integral. Constituyó un largo ejercicio gubernamental anclado a la reelección abierta que evidenció que los períodos largos de la continuidad democrática contribuyen al bienestar en países como los nuestros; también lo vimos en otros con parecido arranque al desarrollo: Taiwán (elecciones libres 45 años después de establecerse el régimen nacionalista), Corea del Sur, Chile (Pinochet con dictadura represiva y sangrienta obtuvo resultados de aprobación altos en el plebiscito que perdió para entregar el poder), Singapur, y hasta China Continental, y hoy parece que El Salvador ha tomado ese camino. Si pretendiésemos darle una explicación “ideológica” quizás encajen en la “dictadura con apoyo popular”; y Balaguer prefiero encasillarlo en la democracia con fuerza.