Opinión Editorial

La queja del ministro

La queja del ministro

El ministro de Agricultura, Limbert Cruz, sugirió que el gobierno conceda permiso de trabajo a los haitianos que laboran en el sector agropecuario, tras advertir que “si nosotros no tuviéramos a Haití al lado”, aquí hubiese problemas con los sectores agrícola, turismo y construcción.

Al señalar que ha recibido críticas por su posición ante el tema migratorio, el ministro Cruz dijo que “… tenemos a los haitianos que para una cosa son buenos y para otra son malos”, lo que consideró incorrecto, porque a su juicio lo que procede es regularizarlos.

El de Agricultura es el primer miembro del gabinete del presidente Luis Abinader que pone reparos al programa de repatriaciones de indocumentados haitianos, al señalar que afecta a la mayoría de los subsectores agrícolas y pecuarios, entre los que citó a productores de café y avícolas.

Los ministros de Turismo, David Collado, ni de Obras Públicas, Deligne Ascensión, se han referido a posible afectación que el proceso de deportación de haitianos conllevaría al sector hotelero o a la construcción, aunque gremios y asociaciones han dicho que se reduce la mano de obra haitiana en esas áreas.

El ministro Cruz, quien también es productor agrícola, dijo que en sus fincas emplea a trabajadores haitianos, sobre los cuales dio fe de su buen comportamiento, sin especificar si son indocumentados, aunque dijo que a diario recibe quejas de otros productores por redadas contra extranjeros sin papeles.

Ese funcionario debería entender que el programa de repatriaciones no se sostiene en la premisa de si los afectados son buenos o malos, sino si tienen o carecen de documentación migratoria, como tampoco parece prudente que como ministro de Agricultura se ponga de ejemplo como empleador de mano de obra extranjera.

En lo que si tiene razón el titular de Agricultura es en la necesidad de que el gobierno dote de permiso a los trabajadores haitianos que laboran en predios agrícolas o pecuarios, pero de conformidad con la ley laboral, y no en condiciones de cuasi esclavitud, porque la pava no debería poner donde ponía.

El mismo Limbert Cruz admite lo difícil que resultaría dotar de un código QR a trabajadores inmigrantes, como se pretende en el sector bananero, ante la falta de documentación de esos inmigrantes. Lo que no puede ocurrir nunca más es la contratación de mano de obra en condiciones de extrema explotación, sin importar si los trabajadores son haitianos o dominicanos. Eso debería saberlo el ministro de Agricultura.

El Nacional

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