Nuestros hijos, como los dedos de las manos, son diferentes.
Los padres nos esforzamos porque ellos reciban el mismo afecto y cariño.
Muchos incidentes al correr el tiempo pueden generar diferencias y preferencias por uno u otro hijo, a veces de forma inconsciente.
“El es hijo único y se cree el rey”, pero a veces son los mismos padres que refuerzan esa idea: “mi reinita bella”…
La llegada de un segundo hijo “destrona” al primogénito y a veces, un chico que ya controlaba sus esfínteres comienza a orinarse en la cama de nuevo ante la llegada de un hermanito.
El niño enfermizo tiende a ser sobreprotegido, lo que origina severas distorsiones en toda la familia.
Los niños especiales con deficiencias mentales, originan celos, sobreprotección y conductas compensadoras que alteran la dinámica del colectivo.
“Ese muchacho se crió con los abuelos y me lo dañaron”. Es el caso de los hermanos que no crecen juntos y se crían con diferencias en hábitos y costumbres.
“De mis cuatro hijos, la niña es superdotada, mire sus notas”…
Cuando son tres los hijos existe la creencia que “el del medio” tiene un comportamiento diferente y a veces conflictivo. Se ha dicho que en esta posición nuestro querido hijo ha sido destronado por el tercero y siempre se sintió celoso del hijo (a) primero.
En fin son diversas las causas que pueden influir en generar rivalidad y competencia entre nuestros hijos, a pesar de todo el esfuerzo que hagamos para evitar esta situación.
Elizabeth Pantley en su libro : “ Kid cooperation and perfect parenting“ ofrece algunos consejos para fomentar la unión y evitar los celos entre hermanos:
1.- Respetar los espacios dentro del hogar en los que cada hijo coloca sus ropas, sus libros y sus objetos.
Esta desorganización y falta de límites espaciales origina discusiones y desavenencias frecuentes.
Los pleitos por el uso de la ropa de uno por el otro crean tensiones.
2.- Hay que dedicarle tiempo de calidad a cada uno de los hijos por separado acorde con su personalidad e intereses.
3.- Evitar los descalificativos y el hábito pernicioso de comparar a un hijo con el otro.
4.- Utilizar las felicitaciones y premiaciones cuando un hijo nuestro resuelva satisfactoriamente un conflicto o traiga notas buenas si es que están estudiando.
5.-No hacer planes prematuros con los hijos por razones afectivas o de otra índole “ quiero que mi hijo sea médico como yo”..
6.- Cuando sea inminente la llegada del hermanito (a) buscar consejería profesional sobre cómo preparar los escenarios de colaboración y afecto con los que ya están y los que vendrán en el escenario de la vivienda y la convivencia.
Aconsejo a los padres que mientras más temprano en la infancia se detectan los signos de rivalidad entre hermanos tratémoslo abiertamente y con asesoría profesional.
Hay que fomentar de inmediato relaciones de respeto, de amor y compañerismo entre todos los hermanos.
Por supuesto: de qué hogar estamos hablando…
César Mella
cesarm2@codetel.net.do