Opinión Editorial

Las 15 medidas

Las 15 medidas

Si el gobierno cumple aun sea con la mayoría de las 15 medidas que el presidente Luis Abinader anunció ayer para contener la inmigración haitiana, el mandatario dejaría un gran legado referido a la defensa de la soberanía nacional, pero si así no fuere, se provocaría una frustración colectiva muy difícil de revertir.

El mandatario informó que dispuso el envío a la frontera de otros mil 500 soldados, con lo que ascendería a once mil las tropas que resguardan la zona fronteriza, además del nombramiento de 750 efectivos adicionales de migración, y la presentación al Congreso de un proyecto para endurecer la ley migratoria.

No ha exagerado el jefe Estado al calificar ese lote de disposiciones en torno al tema migratorio como “firmes, claras, para algunos dolorosas, pero necesarias para proteger la República Dominicana y asegurar el respeto a las leyes del país”, pero asaltan dudas sobre si se generaría dosis suficiente de voluntad política.

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El presidente Abinader hizo énfasis en la firmeza de su discurso, al señalar que se envía un claro e innegociable mensaje: “que las bandas criminales haitianas no encontrarán refugio en nuestra tierra” y que la violencia que destruye a Haití no cruzará la frontera.

Un tema acuciante abordado en el discurso presidencial ha sido el de las pacientes en condición migratoria irregular que colman hospitales públicos, a las que exigirá a partir del 21 de este mes identificación, carta de trabajo, y prueba domiciliaria y también se le cobrará una tarifa por servicio. En caso de no cumplimiento, serán atendidos y posteriormente repatriados.

Otras disposiciones presidenciales han sido construir en lo inmediato otros 13 kilómetros del muro fronterizo e incluir en el anteproyecto del Código Laboral mecanismo de supervisión y sanciones “que harán más costoso para los empleadores incumplir con la ley”.

Satisface la advertencia presidencial, de que “quien facilite el tráfico irregular de personas, deberá enfrentar las consecuencias”, aunque el ruego sería que el mallete de la ley golpee por igual a infractores civiles o militares, lo mismo que a empleadores violadores de la ley.

Ojalá que el liderazgo político y empresarial asimile como suyas las medidas anunciadas ayer por el presidente Abinader, encaminadas a contener el desenfreno migratorio, que objete las que considere improcedentes, vele por su estricto cumplimiento, pero con el ineludible compromiso de halar la cuerda en la misma dirección.

El Nacional

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