Editorial

Luz roja

Luz roja

La directora del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el presidente del Banco Mundial (BM) revelaron ayer que en 2023 habrá recesión mundial debido a que un tercio de la economía del planeta tendrá desde este año dos trimestres de crecimiento negativo, con desaceleración en las economías de Estados Unidos, Zona Euro y China.

Kristalina Georgieva y David Malpass dijeron en la apertura de la primera sesión de las reuniones de primavera de ambas instituciones en Washington que por esa causa la economía global perderá unos US$4 billones de dólares desde ahora hasta 2026, en vista de que la crisis se agrava y la inflación se niega a bajar.

Tan lúgubres presagios de los organismos rectores de la economía mundial, deberían obrar como alarma para el gobierno, clase política y sector productivo, especialmente cuando aquí se elabora el Presupuesto General del Estado que regirá para el año entrante.

La guerra entre Rusia y Ucrania se recrudece como lo demuestra el sabotaje al puente entre Rusia y Crimea y el bombardeo ruso con misiles a por lo menos diez ciudades de Ucrania incluido su capital, por lo que persisten efectos de este conflicto en términos de carestía y escasez de materias primas y disrupción del comercio internacional.

La Unión Europea sufrirá aumento y escasez de gas natural, como consecuencia del conflicto entre Moscú y Kiev, mientras la economía de Estados Unidos pierde impulso por el aumento de la tasa de interés, pese a la fortaleza de su mercado laboral, en tanto que China afronta un menor crecimiento y volatilidad de precios.

Lo que perderá el mundo en solo cuatros años será igual al tamaño del Producto Interno Bruto (PIB) de Alemania, considerada como primera economía de Europa, por lo que conviene que el liderazgo nacional cambie su visión insular y observe lo que ocurre allende los mares.

El más reciente informe del Banco Mundial revela que más de 70 millones de personas han ingresado a la pobreza como consecuencia de la crisis mundial, agobiada por los altos niveles de inflación convertidos en dramáticos impuestos a los pobres.

Como aconseja el FMI, es imprescindible que las políticas fiscal y monetaria conduzcan en armonía el carruaje de la economía para evitar que mientras una pisa el freno, la otra no pise el acelerador, más aun cuando se tiene al vecino Haití con severas convulsiones sociales, económicas y políticas.

El Nacional

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