Termina mayo, mes enfocado tradicionalmente en perpetuar estereotipos y mitos sobre una maternidad abnegada y postulada de sacrificios y entrega total, una imagen reciclada para el consumismo y el comercio a partir del discurso de la mujer entregada y explotada como normal y deseable.
El domingo pasado, Día de la Madre para nuestro país, una vez más, la repetición de viejos conceptos que no corresponden a nuestra realidad pero que reafirman ideales convenientes a intereses capitalistas y patriarcales.
Y los medios se llenaron de fotos y entrevistas a mujeres maquilladas, en entornos de riqueza, vestidas impecablemente de lujo, con hijas, hijos y pareja, amas de casa perfectas, de la gran sociedad local, mujeres de mucha clase, que quizás, serán el 10% de este país, pero que “blanquean” realidades escondidas, como debe ser a la doble moral apreciada y promovida.
Nada de la tremenda presión social del 90% de las madres dominicanas: dificultades para conseguir puestos laborales decentes; sobrevivientes de violencia obstétrica institucional y personal masculina, ejercida contra ellas y sus hijas; violadas para ser madres, menores, niñas; en negación de sus mínimos derechos sexuales y derechos reproductivos por decisión de la teocracia que arropa al Estado administrado; jefas de hogar, sostenedoras, mantenedoras, cuidadoras 24/7; migrantes; diversas; maternidades solas, etc.
Porque de eso, que es la mayoría, no se habla aquí donde solo se exhiben las maternidades de linaje enriquecido por matrimonios ampulosos, sociales, de portada, para un mundo de apariencias, aunque la realidad sea tan diferente y nos implique a todas las personas, silenciadas, abrumadas porque la mantenemos.
Y como gran coincidencia, llegamos a este martes 28 de mayo, Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer, que desde 1987 nos recuerda el derecho a la salud como un derecho humano de las mujeres al que deben acceder sin restricciones o exclusiones de ningún tipo, y a través de todo su ciclo de vida.
Y con otra concurrencia, la de la contienda electoral terminada que deja a esta realidad de maternidades en la vulnerabilidad negociada aposta para seguir controlando la sumisión de las personas que más votaron, las mujeres, muchas de las cuales recibieron sus RD$300.00 de los ganadores al entrar al recinto a votar, manipuladas por la necesidad y sin saber que decidieron el resultado.
Se va mayo, mes a resignificar para que sea de reflexión y conciencia, valorando el derecho de las madres y sus maternidades. Para la autonomía y la libertad, si habláramos de democracia cada 4 años