Trasciende la mera rutina la supervisión de norte a sur de la seguridad y el servicio que prestan los militares en la porosa zona fronteriza anunciada por el ministro de Defensa, Carlos Díaz Morfa.

Más importante todavía después del despliegue de 400 soldados kenianos para auxiliar a la Policía haitiana en la lucha contra las pandillas que han subyugado a la nación a través de la violencia y el terror.

Pese a la construcción del muro y el refuerzo y equipamiento de los militares que patrullan la frontera, con frecuencia se da cuenta del trasiego de indocumentados.

Tal parece, para descartar las complicidades, que existen unos puntos secretos en la línea demarcatoria que los militares dominicanos no han podido detectar.

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El recorrido de Díaz Morfa para supervisar las condiciones de las tropas y los cuarteles, los puntos de vigilancia y muchos otros aspectos forman parte de la agenda que se propone abordar en la frontera el ministro de Defensa.

Con la llegada de los soldados extranjeros a Haití se ha incrementado la inquietud de que se dispare el flujo de inmigrantes ilegales e incluso que pandilleros puedan colarse a esta parte de la isla.

La presencia de Díaz Morfa fortalece la autoridad entre los militares, sin importar la disciplina y la jerarquía en los cuerpos armados.

Alrededor del servicio fronterizo hay muchas incógnitas que el ministro de Defensa bien pudiera investigarlas para establecer responsabilidades. La frontera necesita tanta atención hoy como la necesitaba ayer.