Han extrañado las cancelaciones de empleados sin justificación denunciadas por la procuradora general de la República, Miriam Germán Brito, en vísperas del nombramiento de su sustituto para el cargo.
Se tenía entendido que cualquier acción de personal tenía que pasar por sus manos, pero con su declaración para que en la institución exista una total descentralización administrativa o un régimen muy especial.
Al menos la reseña periodística no dice si la procuradora ha intervenido frente a cancelaciones que coinciden con su despedida del cargo.
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Pero además la todavía funcionaria comunicó a los jefes departamentales quejas sobre trato irrespetuoso, agresividad desconsiderada u ofensa a los subalternos.
Como si se tratara de un consejo, Germán Brito definió como su deber advertir que la represión de superiores jerárquicos contra subalternos “configura una falta disciplinaria en la ley”.
Es posible que sea después de la designación del sustituto de la procuradora cuando se conozcan algunas interioridades en una institución en la que ella ha reconocido diferencias y dificultades para implementar medidas.