Todos los actos y procedimientos en el ámbito de la administración de justicia tienen que caracterizarse por la eficiencia y la eficacia. Esto contribuye con la necesaria celeridad del proceso judicial.
La mora judicial, que es el incumplimiento por parte del juez o tribunal de su responsabilidad de decidir el caso de que está apoderado en el plazo legal correspondiente, es una denegación de justicia.
Toda justicia retardada es justicia denegada. Es culpa del sistema. Afecta a los litigantes y a toda la sociedad.
Ciertamente, para que exista una justicia como se espera es necesario, por una parte, que los abogados agoten las diligencias pertinentes en tiempo oportuno y, por la otra parte, que el juez o jueces dirijan la instrucción del pleito con idoneidad y dicten la sentencia a tiempo.
Por tanto, todo proceso judicial, como un pájaro, vuela con dos alas: Una, que es el interés privado de las partes en litis y, la otra, el interés público, representado por el Poder Judicial.
El incumplimiento de los usuarios del sistema de justicia se puede deber a la impericia de la defensa técnica o a la estrategia que esta ha trazado para el litigio.
Lo primero se resuelve con la implementación de un buen programa de capacitación jurídico-procesal. Lo segundo se sana con la asimilación y respeto de los valores y principios morales y éticos que rigen la profesión del abogado.
La falta del Poder Judicial se debe a razones más complejas y críticas. Unas atribuidas a los jueces y las otras son de carácter institucionales.
Con respecto a los jueces, la mora judicial se puede producir por la poca vocación de servicio y compromiso institucional.
Recordemos que la Escuela Nacional de la Judicatura (ENJ) cumple cabalmente con su alta misión de capacitar y actualizar jurídica y deontológicamente a los juzgadores y sus auxiliares.
Con relación a lo institucional, la mora judicial se genera, primero, por la admisión de una gran carga laboral. Esto es, que la jurisdicción está sobrecargada de trabajo.
Nuestra sociedad tiene un alto índice de conflictividad. Se impone la implementación de medidas de resoluciones alternativas de conflictos.
Y, segundo, por la insuficiencia de recursos humanos y equipos e instalaciones adecuadas. Todo esto requiere de un mejor presupuesto y una más justa compensación salarial para todo el personal de la Judicatura.
Como se puede comprobar, la mora judicial es un cáncer del Poder Judicial. Hizo metástasis en todo el sistema. Su complejidad hace que sea cuesta arriba la solución inmediata.
Esperamos que el plan que viene ejecutando el Poder Judicial para eliminar la mora Judicial sea eficaz. Hasta ahora ha sido efectivo en un 73%. Confiamos en que mejorará ese porcentaje en este año. Manos a la obra.