La reforma fiscal que se propone el Gobierno para sustentar el presupuesto de 2022 encuentra cada vez más obstáculos.
Al decir que se inclina mejor un pacto que por una reforma el presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), Pedro Brache, evidencia las dificultades con que tendrán que lidiar las autoridades.
Brache sabe que no hay tiempo ni condiciones para consensuar un pacto fiscal tal y como lo consigna la Estrategia Nacional de Desarrollo.
La reforma que se plantea el Gobierno no es más que coyuntural, aunque se le tilde de integral, con el único propósito de incrementar las recaudaciones. Cierto es que bajo la gestión del presidente Luis Abinader se ha mejorado la calidad del gasto, reducido significativamente el dispendio y avanzado en la lucha contra la corrupción, pero aun así es mucho lo que falta para que se hable del saneamiento que se necesita.
Aunque el mandatario se propone contactar al liderazgo político y económico para impulsar la reforma fiscal, el panorama no pinta muy propicio para el respaldo que procura. El panorama es más escabroso por el festival de alzas de precios, los privilegios de que disfrutan algunos sectores y la propia burocratización que afecta al Gobierno.
Tras la opinión del presidente del Conep se advierte que las autoridades tendrán que remover pesados obstáculos para que se apruebe la reforma.
