Las peleas protagonizadas por estudiantes reflejan no solo la frágil seguridad en torno a los planteles, sino otra inquietante interrogante alrededor del sistema de enseñanza.
Alarma que adolescentes consideren la violencia y no la conversación como la vía para dirimir los conflictos.
Esas peleas que la Policía procura controlar a través de un incremento del patrullaje son también para que las autoridades reflexionen sobre el sistema educativo.
Los especialistas saben que el papel de la escuela no se reduce únicamente a enseñar a leer, escribir, restar, multiplicar y dividir, con exclusión del entorno social y las condiciones económicas de los estudiantes.
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Es plausible que la Policía refuerce la seguridad alrededor de los planteles para evitar peleas por el control de un área verde como la escenificada por estudiantes del liceo Unión Panamericana y del Centro de Excelencia Luis Encarnación Nolasco, en Miraflores.
La violencia alarmó a transeúntes, conductores y vecinos del sector, así como a los padres de los alumnos. El caso demanda más rigor en la disciplina hogareña, pero también en la moral y cívica de parte de los profesores.
