Articulistas Opinión

Problema llamado Haití

Problema llamado Haití

Juan Taveras Hernández

Por: Juan Taveras Hernández

De entrada digo que no tengo absolutamente nada contra al pueblo haitiano que no sea admiración y respeto por haber hecho, dice el profesor Juan Bosch, “la revolución más compleja de las revoluciones que se han producido en América en los tiempos modernos, y la única que fue simultáneamente una guerra social, de esclavos contra amos; una guerra racial, de negros contra blancos; una guerra civil, entre fuerzas de Toussaint y las de Rigaud, una guerra internacional, de franceses y haitianos contra españoles e ingleses, y por fin, una guerra de liberación nacional, que culminó en la creación de la primera república negra del mundo”.

Por esas y muchas otras razones no tengo motivos para odiar al pueblo haitiano, que parece signado por la providencia para sufrir hasta el hambre y desolación. Haití ha devenido en tragedia. La otrora poderosa media isla ha sido devastada con el tiempo hasta convertirse en un serio problema para la República Dominicana y para los propios haitianos sumidos en una pobreza espantosa, sin un Estado que les garantice educación, salud, energía eléctrica, vivienda, calles, carreteras, seguridad jurídica y humana. En el Haití de hoy solo hay hambre; mucha hambre. Y ese es el problema fundamental, para ellos, y para nosotros que poblamos 48 mil kilómetros cuadrados de tierra fértil, con mucha agua y productos alimenticios como arroz, frijoles, bananos, ganado, pollos, entre muchos otros. En muchos renglones alimenticios somos autosuficientes, y, lo que nos falte lo importamos. Haití no.

La cuestión haitiana no tiene solución desde el territorio dominicano. Lo ha dicho con justeza el presidente Luís Abinader. Ahora bien, ¿dentro de qué marco tiene salida satisfactoria el problema haitiano tanto para ellos y como para nosotros sin provocar un conflicto de impredecibles consecuencias para unos y para otros? A simple vista no hay solución que no sea una intervención militar humanitaria encabezada por las Naciones Unidas a través de Estados Unidos, Canadá, México y otros países del área incluyendo nuestro país. Pero sucede que esos países grandes no quieren inmiscuirse. Pretenden que el tiempo pase y la crisis se agudice hasta hacerla insostenible para que sea la República Dominicana la que cargue pesado sin tener la fuerza económica, ni el territorio para asumir la vecina nación.

De acuerdo con algunas informaciones de inteligencia, las bandas o gangas haitianas más poderosas no están desamparadas ni son el resultado exclusivo de la pobreza; grupos económicos poderosos haitianos, incluso del gobierno, la patrocinan, algunos gobiernos extranjeros las asesoran y hasta le suministran armas sofisticadas, generando más complejidad y profundidad a la inestabilidad política y gubernamental haitiana.

Quizás te pueda interesar leer: https://elnacional.com.do/corrupcion-y-democracia/

El Nacional

La Voz de Todos