La eliminación de uno de los pandilleros más violentos de Haití representa una nota de aliento en la batalla por instaurar la seguridad y la gobernabilidad en el país, pero sin mayores expectativas.
Por la misma pobreza de la nación las pandillas suelen recuperarse en el menor tiempo de la muerte de criminales como Jeff Mafia, el número dos de la coalición que encabeza Jimmy Cherisier (Barbacue).
El Gobierno sabe que para garantizar un proceso electoral mínimamente concurrido tiene que crear un clima de relativa seguridad y gobernabilidad.
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Afanarse en la organización de elecciones sin reducir siquiera el mínimo la irrupción de las pandillas puede resultar hasta extemporáneo.
A veces no se entiende el interés de la comunidad internacional en la celebración de elecciones cuando la nación cuenta con un Consejo Presidencial de Transición que representa en apariencia a todos los sectores.
El problema más urgente que tiene Haití es la violencia y la inseguridad impuestas por las pandillas, las que todavía controlan más de la mitad de Puerto Príncipe, la capital. Todos los recursos deben, en consecuencia, concentrarse en la lucha contra las bandas criminales.