Orto-escritura Semana

¿Puede ser tensa la calma?

¿Puede ser tensa la calma?

Rafael Peralta Romero

La calma, sin duda, está vinculada a la quietud o tranquilidad, mientras que la tensión representa lo opuesto, pues se trata de un estado de hostilidad entre personas. Pariente del sustantivo tensión es el adjetivo tenso y su femenino tensa. De manera que-según me parece- resulta contradictorio hablar de “calma tensa” o “tensa calma”.

Como estudiante universitario, en la UASD, en la octava década del pasado siglo, escuché al maestro Rafael González Tirado comentar en aula la expresión “tensa calma”, empleada por periodistas para describir, mediante reporte noticioso, una situación de intranquilidad. El académico advertía a los futuros comunicadores la contradicción incluida en la citada locución.

En alguna de sus numerosas publicaciones debe aparecer esa enseñanza. Los medios de comunicación, no obstante, han seguido usando la expresión, como puede verse en estos titulares, a propósito del conflicto con Haití:

Puede ser tensa la calma
Tensa calma en la frontera domínico-haitiana.

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1-Una tensa calma en la frontera, pese a amenaza de cierre por construcción de canal.

2-Este lunes la frontera sigue en “tensa calma”.

3-Dajabón vive tensa calma por cierre de frontera.

Una tensa calma ha de ser una calma forzada, no deseada, como la que se ha vivido recientemente en la franja fronteriza a propósito de la iniciativa haitiana de desviar aguas del río Dajabón, un bien común de las dos naciones.

Nuestra lengua cuenta con la palabra oxímoron, procedente del griego, que es definida como la “combinación, en una misma estructura sintáctica, de dos palabras o expresiones de significado opuesto que originan un nuevo sentido, como en un silencio atronador”.

El académico Fernando Lázaro Carreter, en su Diccionario de términos filológicos, define el vocablo oxímoron de este modo: “Enfrentamiento de dos palabras de significado contrario: la música callada, la soledad sonora. Pueden oponerse dos frases: y abatime tanto, tanto, / que fui tan alto, tan alto…”

En lo social, la calma es paz, tranquilidad, quietud, reposo, sosiego, placidez, apacibilidad. En la naturaleza, la calma se expresa en la atmósfera con la ausencia de viento. Los marineros hablan de la calma chicha, cuando predomina la quietud del aire.

Quien anda tenso, sufre tensión. La tensión puede afectar a las personas en lo físico, lo moral o lo espiritual. Nadie en tal situación puede estar en calma, que ciertamente es un estado deseable, pero siempre será preferible sin el adjetivo tensa. Una tensa calma ha de generar tensión, incluso alta tensión.

En electricidad, la alta tensión es útil pero peligrosa; en el organismo humano es fatal la tensión alta. En otras ramas, como física mecánica, la tensión está relacionada con movimientos de fuerzas opuestas. También en la sociedad, fuerzas opuestas originan tensión, sinónimo de intranquilidad, disturbio.

Quienes vivimos las elecciones presidenciales de 1978, podemos recordar que el día siguiente a los comicios, 17 de mayo, el país aparentaba estar en calma, pero los periodistas de entonces la tildaron de tensa calma, porque no era una calma verdadera.

Debo acotar que no solo la prensa dominicana emplea la expresión “tensa calma”. Hay muchos ejemplos en medios de Hispanoamérica: “La tensa calma reina en Argelia” (El país que se resistió a la primavera árabe, 31 agosto 2016, Eugenio Díaz Llabata, publicación en la Web). Otro ejemplo: “Bolivia vive tensa calma con la llegada de Añez al poder”.

Vacilo antes de aceptar que la voz calma sea sinónima de paz. La paz no es solo ausencia de conflicto, sino predominio de la armonía.

Cuando sobre el ambiente se cierne una tensa calma, podrá haber silencio, inacción o pasividad, pero no paz.

Habremos de admitir que dos palabras opuestas concurran para denominar una situación muy particular que reúne intranquilidad y quietud para expresar lo que se ha dado en nombrar “tensa calma”. El uso lo impone.