Opinión

¡Qué izquierda!

¡Qué izquierda!

Manuel Fermín

Cuando llega un proceso electoral en la República Dominicana, aparecen voces que se hacen llamar “progresistas” que promueven la formación de un “frente electoral democrático de izquierda”.

Es decir, tratar de reunir toda aquella herencia de siglas y el deplorable patrimonio del marxismo – leninismo que nadie reclama como propio porque ha sido echado al zafacón, y que solo alcanza a ganar el repudio que sigue vigente mientras bullan en la mente de los votantes los desastres y las barbaridades cometidas por gente que utilizaba la violencia como método de lucha.

Hoy, carentes de títulos morales, desprovistos de responsabilidad cívica sus remanentes se han dado a la infeliz tarea de arrimar esfuerzos tratando de legitimar y perpetuar las dictaduras de izquierda, no sólo latinoamericanas, sino todo ese lastre de corrupción y crimen que viven de la intimidación y los abusos como herramientas de poder que son los regímenes comunistas que aún siguen vigentes en el mundo; incluso que han derivado en verdaderas dinastías rojas: Cuba, Siria, Corea del Norte, Nicaragua …

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Pero afortunadamente ya su desacreditada ideología no gana adhesión, y por eso se asocian al terrorismo de los “iluminados” del islamismo más radical en reclamo del ilusorio poder del pueblo. ¡¡Qué falta nos hacen los Gómez y Bolívar, libertadores de pueblos sojuzgados por genocidas, corruptos y fantoches como los dictadores de hoy!!.

Todo este oscuro y maníaco proceder de los comunistas latinoamericanos enemistados entre unos y otros porque entendieron que tenían el talento necesario para hacer la “revolución”, apelaron y apelan hoy donde gobiernan, a lo vesánico, a lo pasional, a lo despiadado en medio de todas aquellas contradicciones ideológicas que dejaron como resultado que ni siquiera su cercanía atemoriza, pues lucen como una generación perdida que ningún candidato de los que disputan hoy por la presidencia del país pide el apoyo de ese irrelevante sector ideológico. En sí, poco importa la debilidad de sus tentativas que se abisman en su contra por la misma división y sus errancias.