Cuando se haga balance de la manoseada y sobajeada expresión de “gobierno transparente” que se ha cargado el Gobierno, no podrá considerarse como una simple historia en blanco y negro en que los detalles se aprecian claros.
Deberá reflejar las múltiples gradaciones del gris lampedusiano, de todo ese gatopardismo en el comportamiento de cierta baronía política gobernante que quedaría salpicada de corruptelas.

Otra vez sería estremecida la República en la nueva década y se convertirá en una crónica de sucesos de corrupción como ha resultado otras veces.

Lo penoso es ver esfumarse el esfuerzo y empeño del Presidente en que su gobierno, dramatizado hasta el éxtasis con una campaña mediática de que nadie ha ejercido el poder con más pulcritud, y no son aspavientos de la oposición, pues son visibles los quebrantos en el manejo de los bienes públicos.

En el Encuentro Económico del periódico Hoy del lunes, 19 de diciembre de 2022, la Federación Nacional de Productores de Arroz (FENARROZ), sus directivos lo confirmaron ——es vox populis——al expresar “que no recibieron recursos económicos por los daños provocados por el huracán Fiona (pagar RD$1000 / tarea afectada), sino que fueron entregados a personas ajenas a los cultivos de bienes en el país”.

“Así le dieron a gente entre RD$350 mil y RD$360 mil que no tienen tierra ni en las uñas de sus manos”. Incontestablemente verídico que el Ministerio de Agricultura no resiste una auditoría, y con una ausencia suicida de medidas para corregir las anomalías en cascada que se denuncian allí, se sabe de funcionarios que se le vio el plumero desde el inicio de la expedición de permisos de importación, práctica que genera corruptelas.

Sin embargo, no ha habido el más mínimo interés de los órganos que deben velar por evitarlo y castigarlo. Mientras el Estado siga derramando gasto público y presto a quedarse sus detentadores con una gran tajada de su patrimonio, la República Dominicana será víctima de estas maquinaciones.