Con todo y que hace un tiempo el ministro de Trabajo, Luis Miguel De Camps, anunció que en el diálogo tripartito para consensuar la reforma del Código de Trabajo se había avanzado en un 87 % , a la fecha la discusión parece en un punto muerto.
El consenso más importante que en realidad se ha alcanzado ha sido el compromiso de respetar la cesantía. Las partes también se han puesto de acuerdo en la creación del Instituto de Bienestar de los Trabajadores, así como en fortalecer la capacidad del Ministerio de Trabajo para evitar la judicialización de los conflictos laborales.
Pero después que el ministro De Camps declaró que se había consensuado un 87% de los puntos los avances, si es que se ha registrado alguno, han sido pírricos.
Los representantes sindicales no han mostrado mucho optimismo, en tanto el sector gubernamental trata de evitar que el diálogo se torne de sordos. Los empleadores, que consideran fundamental la reforma del Código de Trabajo, para mejorar la calidad y aumentar el empleo, lucen a la defensiva en las negociaciones.
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Con la trascendencia que se ha atribuido a la modificación del Código Laboral sería un gran paso que las partes se empeñen en acelerar el diálogo.
Es obvio que con los avances técnicos, económicos y sociales que se han registrado en todos los órdenes en modo alguno se puede pensar en retroceso, pero tampoco en una camisa de fuerza para ninguna de las partes. Pero urge avanzar.
