Por más incierto que sea el diálogo con Haití, el Gobierno dominicano no tiene otra opción para mejorar las relaciones y dirimir los conflictos con la vecina nación.

En las conversaciones que se celebraron en la sede de la OEA, en Washington, asomaron dos elementos positivos.

Esta vez Haití no se enrocó en su posición de que tiene derecho a disponer de sus recursos naturales respecto a la construcción de un canal en el río Masacre y aceptó la realización de un estudio técnico sobre la obra.

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No es ninguna garantía de que se acogerán los resultados, sobre todo tras la violación de tratados bilaterales, pero por lo menos la posición denota más flexibilidad.

El gobierno haitiano, presionado por grupos de interés, estaba cerrado a banda en cuanto a cualquier tipo de arreglo en torno a la construcción del canal, lo que tanto afectó las relaciones diplomáticas y comerciales entre los dos países.

Los cancilleres Roberto Álvarez y Jean Victor Geneus encabezaron las delegaciones de ambos países que se sentaron a hablar de problemas que son necesarios superar en aras de la tranquilidad y el bienestar. Es la ruta que se tiene que seguir, sin importar obstáculos.