Articulistas

Sufragio: Elecciones de Trujillo

Sufragio: Elecciones de Trujillo

Eddy Olivares

La tiranía de Rafael Leónidas Trujillo Molina fue una farsa de principio a fin, lo que se puede apreciar en su primer discurso de campaña, pronunciado en Montecristi, el 24 de abril de 1930, en el que prometió todo lo contrario a lo que hizo en el poder, al proclamar: “No hay peligro en seguirme, porque en ningún momento la investidura con que pueda favorecerme el resultado de los comicios de mayo, servirá para tiranizar la voluntad popular a la cual sirvo en este momento y a la que serviré lealmente en el porvenir”.

En su sangrienta carrera hacia el poder, apenas dos meses después de la citada falsa promesa, el primero de junio de 1930, asesinó de una manera brutal, en San José de Las Matas, a su rival, el líder horacista Virgilio Martínez Reyna, junto a su esposa embarazada, Altagracia Almánzar.

Como un adelanto de lo sanguinario que sería su gobierno, después de tomar posesión, el 16 de agosto de 1930, eliminó a otros grandes oponentes, como fueron los generales Desiderio Arias, Alberto Larancuent, Cipriano Bencosme y José Brache.

Aprovechando el ambiente de incertidumbre y frustración provocado por el devastador ciclón San Zenón, Trujillo se deshizo de su vicepresidente, Rafael Estrella Ureña, a quien acusó de conspirador, consiguiendo que se fuera a vivir a Nueva York y dejara vacante el cargo de vicepresidente.

Habiendo eliminado a todos los partidos, constituyó el Partido Dominicano, un partido único, cuyo lema llevaba las siglas de sus nombres y apellidos: Rectitud, Libertad, Trabajo y Moralidad. Postulado por esta organización participó en su primera reelección, el 16 de mayo de 1934, bajo la consigna: Seguiré a caballo.

Producto de la presión internacional causada por la matanza de haitianos de 1937, Trujillo no pudo optar, en las elecciones de 1938, por la reelección, por lo que decidió postular, en su lugar, a su vicepresidente Jacinto B. Peynado. Su Partido Dominicano, el único que participó, obtuvo en la farsa electoral 319,680 votos, sin ninguno en contra.

Trujillo retornó como candidato en las siguientes elecciones, celebrada en el 1942, y obtuvo una votación de 581,937 votos, como siempre, sin ningún voto en contra.

Sin embargo, en las elecciones correspondientes al año 1947, el cruel tirano se encontraba sumido en un profundo descrédito, por lo que trató de engañar a la comunidad internacional creando los partidos Nacional Democrático, bajo la presidencia de Rafael Espaillat, y el Laborista Nacional, que estaba presidido por Francisco Prats Ramírez. En esas elecciones Trujillo alcanzó la suma de 781,389 votos, mientras que el Partido Nacional Democrático alcanzó la suma de 29,765 votos y el Laborista Nacional 29,186.

Jugando a continuar engañando a la opinión pública internacional, Trujillo no se postuló ni en las elecciones de 1952 ni en las de 1957, llevando como candidato en estas dos falsas contiendas a su hermano, el general Héctor Bienvenido Trujillo, quien alcanzó las respectivas votaciones de 1,038,816 y 1,265,68, sin ningún voto en contra.

Finalmente, el 30 de mayo de 1961, la muerte sorprendió al despiadado tirano y se cerró para siempre el telón de la sangrienta Era de Trujillo.