Las tragedias que con frecuencia se reportan en México con el tráfico clandestino de migrantes han tenido una conmovedora réplica en este país con la muerte de trece haitianos en un accidente de tránsito ocurrido el domingo en Esperanza.
Los haitianos, entre los que había dos niños, eran transportados en una yipeta que se deslizó por un canal de riego en la comunidad Peñuela, provincia Valverde, tras su conductor, cuyo nombre no se ha revelado, al parecer perder el control del vehículo.
La tragedia pone sobre el tapete el tráfico humano por la zona fronteriza. Está por determinarse cómo ingresaron los haitianos al territorio, aunque se presume que lo hicieron a través de los puntos fronterizos operados por alegadas mafias.
La tragedia demanda una exhaustiva investigación tanto para establecer responsabilidades como sobre el tráfico de indocumentados que permanentemente se ha denunciado en la región.
Las masivas repatriaciones de haitianos ilegales de que da cuenta la Dirección de Migración no parecen corresponderse con el “blindaje” de la frontera que suele reivindicar el Ministerio de Defensa.
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Haitianos han sido detenidos en vehículos en que eran transportados de manera subrepticia, pero las investigaciones, por falta de información, parece que han caído en un punto muerto.
Esta tragedia no puede reducirse sólo a lamentos, sino que debe investigarse a fondo. Los hilos conducen a una estructura con múltiples ramificaciones.
