El proyecto de ley para permitir la importación de vehículos con hasta 10 años de fabricación es un verdadero desatino.
En un momento en que es necesario eliminar los carros viejos tanto por la contaminación como por los inconvenientes en el tránsito es deplorable que se pretenda abrir las puertas para traer más chatarras.
El senador Franklin Rodríguez, de San Cristóbal, no ponderó ni se asesoró con una iniciativa con la que se atentaría contra las firmas concesionarias de vehículos nuevos.
Sería una locura modificar la Ley 147-00 de Reforma Tributaria para elevar de cinco a 10 años la importación de vehículos usados. O hasta siete como ha propuesto un diputado en otro proyecto. Este país no puede convertirse en un almacén de chatarras sobre la base de un populismo que hace más daño que bien.
La Academia de Ciencias, el Ministerio de Medio Ambiente, los distribuidores de vehículos, las organizaciones ecologistas y todos los sectores sensatos deben pronunciarse contra los dos proyectos. En medio de la lucha por la salud ambiental y contra el desorden en el tránsito no se puede permitir un atentado como el que representarían las iniciativas.
