¿Qué Pasa?

Una película de parejas, cine dentro del cine

Una película de parejas, cine dentro del cine

Escena de Una película de parejas, de Natalia Cabral y Oriol Estrada.

Una película de parejas comporta un concepto especial: es una fresca mirada subjetiva del cine desde el cine, un recorrido de lo humanamente creativo y contradictorio, pasando por los universos y valores de dos visiones estéticas e ideologías que se mutuamente se complementan y confrontan.

Vista a ojos de la superficialidad, podría dar la impresión de ser una auto comedia, de esas que ocurren cuando no nacen las ideas gruesas de temas cruciales y, a falta de ocupaciones mayores, los artistas deciden enfocar su quehacer sobre sí mismos. Nada tan esquivo e inatrapable.

Una película de parejas es ejercicio de inteligencia crítica, de capacidad de hacerse el gesto paradójico del cambio de punto de vista para descubrir una perspectiva poco abordada y lograr que sea cine de cuerpo entero.

Su concepto se apoya en la explotación de lo perceptivo: como vemos las cosas en relación a cómo somos en realidad.  Armonía de parejas que se deja minar por la salazón del criterio dispar.

Exagerada a veces en su sinceridad, descuidada en algunas escenas por la iluminación, es el cine que, evidenciando su condición de industria hecha a punto de esfuerzo, sobrepasa la pobreza supuesta de sus gestores para entregar una cinta reveladoramente emotiva.

La mejor actuación, la más despampanantemente sincera son los últimos 43 segundos de Lía en el baño. Cine de concepto que demuestra la creatividad tomando cuerpo. Retrato de una industria que tiene demasiadas mediaciones tanto industriales como creativas.

Una película de parejas es una demostración de que todo cine hecho con intensidad, es un cine rico, independientemente del número de trailler’s para llevar andamiajes y vestuarios de época. Es evidencia de que la calidad tiene escasa vinculación con el volumen del presupuesto y de que el valor del concepto, es simplemente infinito.

Está  en cartelera actual de Fine Art’s, Novo Centro. Es grácil. Hace reír, pero impone sus condiciones para provocar esa sonrisa socarrona abriéndose espacio en la tonalidad laberíntica de la inteligencia. No es cine facilista y predecible, porque procura dejar una marca para siempre, ser referencia del presente industrial del cine.