La comisión de veedores en la dirección de informática de la Junta Central Electoral (JCE) propuesta por la oposición debe verse como un aporte para transparentar el sistema de votación.

La posición de esos partidos cuando detentaban el poder no puede sacarse a relucir para rechazar una propuesta con mucha base en un sistema tradicionalmente rodeado de sospechas.

La oposición de ayer y de hoy ha estimado que ha sido víctima de reales o supuestas manipulaciones e imposiciones en el departamento de la JCE.

Si ayer no se entendía, hoy tiene que entenderse, siquiera en aras del proceso de institucionalidad que se promueve, que los partidos políticos son los principales actores del sistema democrático.

La época en que un presidente de la JCE se arrogaba en forma unilateral decisiones tan polémicas como la compra de equipos o la imposición técnicas corresponde a un nefasto pasado.

Bien señalan los partidos que lo ocurrido en las municipales del 16 de febrero de 2020 no debe repetirse bajo ninguna circunstancia.

La comisión de veeduría en el departamento de cómputos contribuye a transparentar y de ninguna manera a obstaculizar el proceso de votación.