La viuda de Kobe Bryant, Vanessa Bryant, ha podido cerrar por fin uno de los capítulos más dolorosos a los que se ha tenido que enfrentar tras la muerte de su marido y de su hija de 13 años Gianna en enero del año pasado a causa de un accidente de helicóptero.

Poco después de este trágico suceso, su propia madre presentó una demanda en su contra en la que le reclamaba $200,000 dólares por haber trabajado como niñera para su familia durante casi 20 años.

Sofia Laine alegaba que había sido la asistente personal de su malogrado yerno durante mucho tiempo sin cobrar nada de dinero a cambio y que este le había “prometido cuidar de ella” durante el “resto de su vida”.

Según su versión de los hechos, Vanessa habría tomado una serie de medidas recientemente para retirarle toda ayuda económica. Ahora ambas partes han conseguido llegar a un acuerdo para cerrar el caso, según informa el portal TMZ, aunque los términos del mismo no han trascendido.

A lo largo del proceso legal que acaba de terminar, Vanessa -que también tiene otras tres hijas, Natalia, de 18 años, Bianka, de cuatro, y Capri, de dos, fruto de su matrimonio- siempre ha sostenido que su madre estaba tratando de “extorsionarla” y que Sofia solo “cuidaba ocasionalmente” de sus nietas cuando eran más pequeñas, como hacen muchos abuelos.

También aseguró que la había mantenido durante gran parte de su vida a pesar de que nunca había sido realmente su empleada doméstica porque ella misma se dedicaba a tiempo completo a su casa y a su prole, y desveló que le había permitido vivir en una propiedad cercana a su hogar familiar sin coste alguno.

El problema, en su opinión, era que Sofia le había reclamado más dinero incluso después de “traicionarla” concediendo una entrevista sin su autorización, y ella se habría negado a ceder a sus hirientes amenazas y peticiones monetarias.

“Quiere vivir de mis hijas y de mí el resto de su vida mientras sigue cobrando una pensión alimenticia mensual de su exmarido desde 2004”, afirmó Vanessa.

“Mi marido y yo nunca nos desentendimos de ella ni le impedimos mantenerse a sí misma. Esta demanda es frívola, vergonzosa e inimaginablemente dolorosa. Mi marido nunca prometió nada a mi madre, y estaría muy decepcionado por su comportamiento y su falta de empatía”.