Aparentemente y antes de comenzar el debate, ya los demócratas y la prensa hegemónica tenían su sentencia escrita no solamente sobre Trump, como acostumbran, sino también contra Joe Biden.
No más comenzar la tertulia para analizar el evento, en CNN ya salían stickers en la pantalla diciendo: “No le fue nada bien a Biden”, “el partido demócrata entra en pánico después del debate”, “es difícil justificar a Biden como nuestro nominado”, “algunos líderes del partido demócrata están preocupados por la actuación de Biden” y “tenemos problemas después de esta noche”.
Empujaron para llevarlo a la Casa Blanca sabiendo de sus limitaciones físicas y cognitivas, pero ahora quieren sacarlo abruptamente de la contienda presidencial. Fueron muchas las veces que un par de tertulianos dijo que ahora el problema es encontrar quien le pueda sugerir el deber de abandonar la carrera electoral.
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Y así fue: El New York Times, en su editorial del sábado 29 de junio le espetó, entre muchas durezas: “Haga un servicio público y deje la carrera electoral» porque “en las filas demócratas hay líderes capaces de encarnar mejor una alternativa clara, convincente y enérgica». No cita nombres, pero la prensa amaneció llena de posibles candidatos para reemplazarlo.
Como sería imposible proclamar a Trump como ganador de la disputa, ya le tenían colgada la etiqueta de falso y mentiroso. La inflación, el desborde del problema migratorio, la cercanía de una tercera guerra mundial y el vergonzoso retiro de Afganistán son todas verdades transformadas en mentiras por la magia mediática cuando pasan por la lengua de Trump.
Aunque también lo tienen como un caballo desbocado, esta vez mostró una disciplina sin precedentes. Previo a la noche del espectáculo político, en Fox News decían que la estrategia de sus asesores era no ir al ritmo de las preguntas ni de su contendiente sino concentrarse en exponer los problemas económicos y geopolíticos. Y así lo hizo.
Por: José Café
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