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  Abinader pierde puntos

  Abinader pierde puntos

En cualquier país del continente, cuyo gobierno no pueda controlar los precios de los productos de la canasta familiar ni los niveles de inseguridad ciudadana, como en República Dominicana, el presidente tendría  inconvenientes electorales.

Empero, hasta hace semanas el jefe de Estado estuvo coqueteando con el 50 por ciento, pero a raíz de la promulgación de la Ley 1-24, que violenta artículos constitucionales sobre derechos humanos, entre otros errores, el proyecto reeleccionista ha perdido apoyo. Ya se sabe en los medios de comunicación que está rondando entre el 40 y el 42%.

 Mientras se registra picada en el proyecto reeleccionista, habría que valorar el eventual impacto que tendría una concertación de los dos principales partidos opositores, pues habría una recomposición, el panorama varía y  se producen nuevas percepciones.

Se sabe que Leonel Fernández y Danilo Medina no son amigos, pero no se trata de un asunto personal, es un problema de alta política, sobre todo qué le conviene a cada quien. Y Danilo Medina tiene como objetivo principal sacar a Luis Abinader del poder, por lo que su primera condición, entre otras naturalmente, es la entrega del Ministerio Público.

El presidente del PLD e Hipólito Mejía son aliados, pero es con relación a candidaturas menores, no a la Presidencia de la República. Al propio Mejía solo le importa su hija Carolina, después no es confiable para nadie, como tampoco resulta confiable para Luis Abinader una poderosa familia, que juega una carta de día y otra de noche.

Las mediciones silenciosas, como herramientas de trabajo, se hacen cada semana. Ahora acaba de descubrirse que una fórmula electoral constituida por Leonel Fernández y Gonzalo Castillo resultaría extremadamente exitosa, capaz de ganar inclusive en primera ronda.

Aquí las firmas encuestadoras ofrecen estadísticas, pero ninguna se ha atrevido a revelar que el voto de respaldo a la reelección es frágil. Me explico: hay votos duros, votos prestados y votos circunstanciales y el sufragio de Abinader se inscribe en esta última categoría.

El voto duro del jefe de Estado apenas es del 30%, correspondiente a personas del antiguo PRD, hoy PRM, y que han logrado colocaciones en la administración pública.

¿Quién puede asegurar que los empleados públicos y las personas pobres que reciben asistencias sociales votarían por el PRM, si hasta hace apenas unos años juraban fidelidad al PLD? ¿Quién puede asegurar, además, que los alcaldes y exalcaldes peledeístas  en todo el país apoyarían la reelección presidencial? La gente no cambia de sentimiento así, aunque hay que admitir que la creencia de que Abinader ganaba le sumó unos 10 puntos, pero esa percepción ha empezado a desvanecerse y si la cosa se le sigue complicando, mucha gente abandonaría el barco.

La historia electoral dominicana dice que cuando las fuerzas se bipolarizan, si una baja la otra sube. Observen que cuando Luis subía la oposición bajaba, pero también lo inverso. Si Abinader pierde 10 puntos, esos puntos se mueven hacia la oposición, lo que a fin de cuentas significan 20.

Finalmente, para ilustrar sobre la fortaleza del sufragio, puedo poner algunos ejemplos. Votos duros tuvo el doctor Peña Gómez en 1996, pero el techo era muy rígido y la falta de crecimiento en segunda ronda le impidió ganarle a Leonel Fernández, que recibió votos prestados de Joaquín Balaguer. El voto de Abinader no es prestado, mucho menos duro, es comprado, porque las supuestas adhesiones se basan en prebendas políticas y privilegios para la oligarquía.