Tras resistir por más de 6 años su extradición a Perú, el expresidente Alejandro Toledo, acusado de corrupción y refugiado en Estados Unidos, ha perdido una sonora batalla judicial.

En lugar de retornar voluntariamente para encarar a la justicia, Toledo será trasladado a su país esposado y bajo custodia. El caso Toledo es una lección para los acusados de corrupción y otros delitos que prefieren huir, aunque se declaren inocentes, antes que enfrentarse a la justicia.

El exmandatario (2001-2006) se había instalado en Estados Unidos, con evidente protección, pero una vez capturado perdió todos sus alegatos en los tribunales para evitar su extradición.

A Toledo, detenido en 2019 en California, se le acusa de recibir sobornos por 20 millones de dólares de la constructora Odebrecht para la ejecución de obras en Perú. Sin más recursos que interponer en Estados Unidos, porque los agotó todos, la suerte de Toledo, visto los antecedentes de otros exgobernantes relacionados con el escándalo Odebrecht, es incierta.

El proceso retrotrae a República Dominicana donde el escándalo por los sobornos de Odebrecht está prácticamente impune.