En medio de las exacerbadas tensiones por las masivas de haitianos indocumentados es un buen síntoma la seguridad, armonía y la masiva participación de ciudadanos de ambos lados de la isla en el mercado binacional de Dajabón.
Como ha sido tradición los haitianos aprovechan sin el menor contratiempo el mercado binacional para abastecerse de todos los productos que les son posible, en tanto al mismo tiempo venden algunas mercancías en el país.
Los militares se ocupan de garantizar la seguridad y el orden, mientras los inspectores de Aduanas vigilan la entrada y salida de mercancías. Los haitianos siempre han tenido el mercado fronterizo de Dajabón como un balón de oxígeno frente a la crisis económica y el desabastecimiento en su país.
La armonía no solo traduce satisfacción, sino la ausencia de resentimiento por las supuestas violaciones a la dignidad de los haitianos que falsamente se han propalado en la vecina República.
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Esa actitud debe ser tomada en cuenta por las autoridades haitianas a la hora de sentarse a dialogar con los dominicanos sobre la necesidad de mejorar las relaciones entre los dos países. Como vecinos las dos naciones no tienen otra alternativa que la de entenderse.