Al convocar a elecciones anticipadas el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, captó en toda su dimensión el mensaje de las urnas en las votaciones del domingo.

Fue tan contundente la derrota en todas las demarcaciones que sufrió el PSOE, en el poder, que adelantar las elecciones ha sido la decisión más prudente.

Sánchez convocó a votaciones para el 23 de julio, dejando a su partido y sus potenciales aliados de izquierda con escaso margen para recomponerse frente al crecimiento de las fuerzas conservadoras encabezadas por el Partido Popular (PP).

Los socialistas fueron desalojados hasta de sus bastiones históricos en una clara expresión de que los españoles prefieren menos teorías y más acción en el ejercicio del poder.

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El descontento con el PSOE lo cosechó el PP, que volvió a emerger como la principal fuerza de la política española. Una lección para la izquierda.