Los militares, a pesar de los alardes de seguridad y eficiencia, están permanentemente en el centro de las irregularidades que se denuncian en la zona fronteriza.
Sin embargo, no siempre el silencio es la respuesta, como acaba de ocurrir con el emplazamiento del comandante del Ejército al senador de Dajabón, David Sosa, para que aporte pruebas de irregularidades que denunció en 17 retenes de la provincia.
A manera de contribución para que las supuestas anomalías se investiguen, corrijan y sancionen, en caso de comprobarse, el legislador debe satisfacer el requerimiento del general José Enesto Florián Pérez. No únicamente la denuncia del legislador, que dice contar con pruebas o indicios de corrupción en los puestos militares, la verdad es que son alarmantes las denuncias alegres de irregularidades a veces hasta con fines protagónicos.
Los legisladores, tal vez por la inmunidad de que gozan, son dados a hacer denuncias que se quedan en el aire. Si el senador de Dajabón quiere que se enfrenten las irregularidades que denunció en los puestos militares debe aportar las pruebas que le reclamó el jefe del Ejército.
Si Florián Pérez dice que no tiene conocimiento de irregularidades y sus informes son de que todo está bien, los detalles que le aportaría el legislador pueden servir para sacarlo de confusión y tomar las medidas necesarias para fortalecer la seguridad y el orden en los puestos fronterizos. No hay que hacer una crisis ni entrar en controversias.
