La Declaración universal de los derechos humanos acaba de cumplir 75 años de su proclamación por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), reunida en París, Francia, el 10 de diciembre de 1948, acontecimiento que da origen a su celebración en este día como internacional.

Es un documento de un valor extraordinario para la humanidad, el más trascendente que se produce luego de que la comunidad internacional fuese estremecida por los efectos adversos, negativos en todos los órdenes, de dos grandes guerras que no pudieron evitarse pese a esfuerzos por la paz mundial.

El referente más importante en la concreción de este instrumento, uno de los más refrendados en el derecho internacional, es la célebre declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, aprobada por la Asamblea Nacional francesa en 1789, como resultado de la revolución que acabó con la monarquía.

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En el ordenamiento jurídico dominicano, la Declaración tiene rango constitucional y es parte del derecho positivo por cuanto la constitución dominicana establece, en su artículo 74.3 que es vinculante luego ratificada por el órgano interno correspondiente, en este caso, el Congreso Nacional.

“Los tratados, pactos y convenciones relativas a derechos humanos, suscritos y ratificados por el Estado dominicano, tienen jerarquía constitucional y son de aplicación directa e inmediata por los tribunales y demás órganos del Estado” consagra de manera muy específica la Ley Sustantiva.

Los 30 artículos de este documento histórico, así como su conceptuoso preámbulo que defiende la autodeterminación, libertad, paz en el mundo y el respeto a la dignidad humana, son parte del catálogo de derechos fundamentales en virtud del artículo 74.1 y contribuyen a fortalecer el sistema democrático.