El presidente del Consejo Unificado de las Empresas Distribuidoras de Electricidad, anunció una novedosa fórmula para reducir los déficits financieros que padecen, que consiste en interrumpir por horas el servicio de lunes a viernes en los circuitos que superan el 50% de pérdidas operativas.
La receta de Celso Marranzini parece infalible, con precisión matemática, porque a meno suministro de energía, menor costo financiero, aunque se penaliza a comercios, hogares e industrias que cumplen con el pago de la electricidad consumida.
Los apagones que se prolongan en promedio por dos o tres horas, afectan decenas de circuitos de las tres distribuidoras de electricidad, en los cuales al menos la mitad de los usuarios o consumidores no pagan por el servicio, pero en uso de la propia aritmética, el otro 50% resulta castigado injustamente.
Un informe del Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (CREE) revelo que en los primeros siete meses de 2024, las pérdidas totales acumuladas por las empresas distribuidoras de electricidad alcanzaron el 43.9%, equivalentes a US$742 millones.
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En los últimos 18 años, el gobierno ha inyectado unos 16,500 millones de dólares para cubrir pérdidas del sector eléctrico, un promedio anual de US$916 millones. En 2024, las transferencias habrían superado los US$1,000 millones, situación que se pretende mitigar con apagones.
A comienzo de 2024, el gobierno se propuso suplir el 100% de la demanda de energía eléctrica, tanto así que en enero las empresas distribuidoras brindaron servicios a 2, 863,042 clientes, unos 12,658 más que en 2023, en tanto que la energía facturada se incrementó en un 5.8%, pero a inicio de 2025, se recurre a los apagones para disminuir pérdidas.
No se niega que contraer la oferta de electricidad reduciría las pérdidas de las Edes situadas hoy en 37%, pero ese es un camino pedregoso que podría causar daños sociales y económicos colaterales que aun las autoridades no han colocado sobre la balanza.
Aumentar la cobranza, disminuir pérdidas técnicas, reparar e instalar líneas de transmisión y subestaciones, adquirir lotes de medidores eléctricos, promover la producción y comercialización de energía limpia deberían ser metas prioritarias por encima de la instalación de una fábrica de apagones que oscurece aún más la crisis del sector eléctrico.