Que no haya tenido mayor impacto -apenas difusión- no resta importancia a la denuncia del exjuez del Tribunal Superior Electoral (TSE), Ramón Arístides Madera Arias, sobre las supuestas presiones a que fue sometido para que contribuyera a alterar los resultados de las votaciones de 2020.
Madera Arias, quien se quejó de que el presidente Luis Abinader no honrara un supuesto compromiso con él, declaró que en los comicios puso en riesgo su integridad física y la de su familia, que fue amenazado y resistió intentos de sobornos de sectores que apoyaban al candidato del PLD, Gonzalo Castillo.
El tiempo que ha pasado no impide que se efectúe una investigación sobre los supuestos planes denunciados por el exmagistrado para violentar las votaciones. Toca la casualidad que en el período en que Madera Arias fue juez del TSE el presidente lo era Román Jáquez, quien hoy preside la Junta Central Electoral (JCE). Denuncias como la de Madera Arias, aunque no cuenten con mayor asidero, no deben quedar en el aire. Él haría un gran aporte si suministra a las autoridades toda la información de que dispone sobre la supuesta trama.
