Cuando el presidente Joe Biden urgió ayer a Naciones Unidas (ONU) a autorizar el envió de una fuerza internacional a Haití para combatir a las bandas de delincuentes, el principal líder pandillero declaró la guerra al gobierno haitiano y expresó intención de respaldar con dinero y armas la construcción de un canal del lado haitiano sobre el río Masacre.
En un discurso ante la 78 Asamblea General de la ONU, matizado por la censura a la intervención militar de Rusia a Ucrania, Biden fue enfático en solicitar al Consejo de Seguridad que conceda luz verde a esa intervención porque “Haití no puede esperar más”.
Como para avalar el urgente pedido del mandatario estadounidense, Jimmy Cheriser, alias Barbecue, jefe pandillero, proclamó que el primer ministro Ariel Henry “será derrocado por la fuerza”, por lo que instó a las bandas de delincuentes a disparar contra los titulares del poder y sus cómplices.
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Tiene razón Biden al advertir a la ONU que el pueblo haitiano no puede esperar más porque en ese país, en término institucional no queda piedra sobre piedra y porque las pandillas, que imponen el terror, asumen ahora una conducta abiertamente insurreccional.
El presidente Luis Abinader, quien hablará hoy ante la Asamblea General de la ONU, adelantó su respaldo a lo que definió como “enérgica declaración” de Biden, que adquiere mayor trascendencia por ser la primera vez que el inquilino de la Casa Blanca formula tal pedido en forma directa y urgente.
Barbecue, líder de la banda de facinerosos G9, debería pensarlo muchas veces antes de pretender apoyar con dinero y armas la irregular construcción del canal de desvío del Masacre porque el gobierno dominicano ha advertido que no permitirá que incontrolables haitianos promuevan anarquía en la zona fronteriza.
La prensa haitiana consigna que líderes de pandillas expresaron su apoyo al desvío del Masacre, anunciaron libre circulación en las entradas sur y norte, que mantenían restringidas, así como convocatoria de manifestaciones a través del grupo “Vivir Juntos”, que aglutina a esas bandas.
Lo mejor sería que el Consejo de Seguridad de la ONU acoja en lo inmediato el pedido del presidente Biden de autorizar una intervención rápida en Haití para ayudar a la policía de ese país a enfrentar grupos armados que controlan gran parte del territorio, pero queda claro que el gobierno dominicano no debe permitir que ese torrente de criminalidad penetre a territorio nacional.