Me permito salir en defensa de los periodistas Marino Zapete, Luis Eduardo Lora (Huchi), Juan Bolívar Díaz Santana, Altagracia Salazar (La Morena), Edith Febles y la productora y comunicadora Mariasela Álvarez ante la embestida de que han sido objeto por parte de sectores políticamente adversos a sus principios y práctica, en especial en torno a sus posiciones contra la corrupción gubernamental, que debía ser concebida como una defensa de la nación en lugar de ser un objeto de escarnio y difamación.
Llama la atención la facilidad con la cual se pueden publicar ahora toda clase de atributos contra quien sea, gracias al democratísimo y apertura sin límites de las redes sociales, respecto de las cuales no hay filtros. Y es una pena que, además de los difamadores, a la campaña se hayan sumado colegas periodistas. Esa es la parte más lamentable.
El tema se ha asumido en los medios virtuales como una forma de procurar “likes” o vistas para monetizar sus medios particulares de expresión, aun sea en el intento de desacreditar carreras extendidas, responsables y que han dado importantes frutos y conquistas.
No me sumo al coro, tal cual rezaba un editorial del periódico semanal Firme, que editábamos en los años noventa un grupo de periodistas bajo la dirección de Díaz Santana, fundado tras un intento de asesinato mediante el estallido de su vehículo, en los tiempos pasados de los doce años que nadie olvida.
Antes se pretendía silenciar con bombas y balas. Ahora con la mentira, la tergiversación y la difamación aparentemente impune.
Es tiempo de actualizar la legislación sobre expresión y difusión del pensamiento para que las nuevas modalidades delincuenciales, encuentren un acicate que les yugule su acceso al poder de los medios modernos.
A estos seis periodistas, todos profesionales dignos de respeto y admiración, nuestro reconocimiento y respeto. La sociedad toda debe pronunciarse y asilar los malos augurios que presagian las sombras.
Nuestro respeto y nuestra bendición a esas carreras.
Por: José Rafael Sosa