Crecimos oyendo decir a nuestros mayores que el maestro es el segundo padre de sus hijos, en evidente alusión al profesor encargado de guiarlos por el buen camino de la educación.
Recientemente la sociedad dominicana ha presenciado con estupor las denuncias de maestros acusados de violación en contra de niñas a las que se ha de entender que lejos de perjudicar, están para educar, orientar y proteger.
Además de los hechos graves de los que son acusados, estos educadores, de demostrarse las imputaciones que pesan sobre ellos, podrían haber incurrido también en hechos graves de abuso de confianza, esto así porque un padre parte a sus labores cotidianas confiado en que sus hijos e hijas están siendo bien cuidados.
No es el primer escándalo suscitado en nuestras escuelas, tanto en el ministerio como en las fiscalías existen numerosos casos de denuncias de maltrato, acoso, violencia entre alumnos y entre profesores y alumnos.
Afortunadamente, el Ministerio de Educación ha actuado con diligencia en los casos que han sido reportados, pero esperamos que, de hallarse culpables, los imputados sean castigados acorde con la gravedad de los hechos cometidos, como forma ejemplarizadora de que esto no debe seguir ocurriendo y mucho menos tolerarse.
Claro está, hay que partir de la presunción de Inocencia, que sea la justicia que se encargue de demostrar si hay culpabilidad, pero al margen de esto, hay que tomar todas las medidas pertinentes como forma de garantizar que estos hechos no sigan ocurriendo.
No basta con aplicar las penas que correspondan a la gravedad de los hechos, además de tomar medidas reactivas, hay que hacer uso de la prevención, a fin de garantizar la integridad física, psicológica y moral de nuestros alumnos, que las ocho horas de jornadas diarias en los centros, les brinden garantía a los padres de que sus hijos, además de recibir el pan de la enseñanza, están resguardados.
Las autoridades educativas deben tomar en cuenta que no solo hay elementos internos que comprometen la seguridad, que también existen agentes externos que entorpecen el desarrollo de las docencias.
Las escuelas constantemente son merodeadas por individuos con intenciones malsanas, que ponen en peligro no solo a los alumnos, también los profesores y personal de apoyo han sido víctimas de agresiones de antisociales ajenos a los planteles escolares.
Numerosos centros en todo el territorio nacional han sido objeto de robos, saqueos, actos de vandalismo y agresiones físicas a los actores del proceso educativo; por lo que las autoridades deben tomar todas las medidas preventivas que sean necesarias.
Ante las graves amenazas de nuestro sistema educativo, se hace urgente una mesa de diálogo entre el Ministerio de Educación, la ADP, Interior y Policía y las entidades de lucha a favor de la niñez, a fin de elaborar planes de seguridad y protección amplia, estricta y urgente de los centros y principalmente de nuestros niños.
Hasta la próxima semana, con más Jerez y más Whisky.
Jerez Wisky
juliocesar.jerezw@hotmail.com