Todo aquello que no implique la soberanía, es negociable
Lo mejor de esto es que al poco tiempo se convierten en obsoletas o absurdas -lo que primero ocurra-, ya sea por su inobservancia o sus ambigüedades, comenzando por la propia Constitución, donde los remiendos que se le han hecho, su confección y aprobación, han estado plagadas de favoritismos transitorios que, al paso de los años, son pagados por el pueblo con dolor y abusos, por parte de una claque política claramente identificable.