A raíz del conflicto provocado por Haití, al construir unilateralmente un canal para desviar el cauce del agua del río Masacre hacia su territorio, se originó un retorno masivo de haitianos ilegales hacia su país, dejando atrás centenares de asentamientos de sus conciudadanos que se han apoderado de parte de grandes extensiones de terrenos dominicanos, donde reina sus propias costumbres e imponen sus reglas, recibiendo múltiples servicios en desmedro del presupuesto de la nación, principalmente en las áreas de la salud y la educación.

A casi un mes de la crisis dominico/ haitiana generada por la construcción, por parte de los haitianos, de un canal en el Rio Masacre, la situación se mantiene casi inalterable. La construcción del canal sigue adelante, y el gobierno dominicano continúa con el cierre total de la frontera. Cada cual está en su trinchera.

A pesar de todo esto se pueden observar consecuencias como por ejemplo la salida masiva de haitianos hacia su país, un hecho inimaginable, fuera de lo común, y de lo esperado. Ellos han sido arengados, no se sabe por quién, dentro o fuera de su país, y su respuesta ha sido regresar a su tierra.

Otra consecuencia es el despertar de los nacionalismos de ambos lados. Estas reacciones no necesitan de mucho para activarse, pues hay un sustrato como de algo pendiente, no subsanado aun en ambos colectivos. Sobre la salida de haitianos hacia su país da la impresión de que ni el gobierno ni la sociedad están muy conscientes la trascendencia que tiene este inédito acontecimiento.

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Actualmente República Dominicana es un país ocupado por los haitianos en todo el territorio, y con el agravante de que hay lugares donde ellos son mayor en número. Aquí consumen y utilizan, sin pagar, toda clase de servicios haciendo deficitario el acceso para los dominicanos a esos mismos servicios.

Son una carga para el presupuesto nacional dominicano. Es de urgencia desalojar el territorio de esta excesiva presencia extranjera, pues es algo insostenible, por lo que el éxodo de haitianos hacia su lugar nativo es una oportunidad que la circunstancia conflictiva ofrece para la desocupación.