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Falta un ¡atrévanse!

Falta un ¡atrévanse!

Manuel Fermín

Con la expresión en tono exclamatorio de ¡atrévanse! respondió Balaguer al senador González Sánchez, al ser informado por este que sus compañeros (oficialistas y opositores) decidieron aumentar sus salarios de 7 a 15 mil pesos mensuales.

Hoy no solo es risible, sino que es hacer el ridículo, que es peor; pero lo destacable es la advertencia hecha por un gobernante excepcionalmente eficaz y con perspectiva de un proceso de recuperación nacional.

Ahora el estilo es demencial porque los funcionarios actúan “a tontas y a locas “por su deliberada intención de hacer del erario su fuente de vida privilegiada aun cuando su trabajo es cuestionado por su mediocridad y falta de planificación.

Sencillamente el Gobierno no ha sabido repartir esfuerzos productivos ni exigencias drásticas en sus instituciones, convirtiendo en una carga ilusionante su oferta de cambio que cada vez luce más desacreditado.

Ayer enconadas críticas por esas prácticas; hoy las lecturas pesimistas del proceso se manifiestan en el desánimo de la población, y consolidándose como un elemento definitorio del PRD-M gobernante: se le echa de menos cuando están en la oposición y se le reprocha cuando están en el Gobierno.

Esa historia conocida sin éxito en el camino de la efectiva dirección del Estado que se convierte en proveedor ilimitado de privilegios a los suyos, lo expone a la acechanza del tiempo para evitar no repetir las querellas y esquivar las huellas pasadas por la crispación de la calle, lo que ha tratado el Presidente de impedir con subsidios y asistencia económica.

Se ha evitado la zozobra social; la oposición política ha tenido madurez, y la población rechaza el remolino callejero.
Ahora bien, aunque el Gobierno hizo gala de una cierta contención al principio, sus actuaciones fulminantes ante cualquier desviación de las que supo extraer un enorme provecho, sin embargo, eldespliegue reeleccionista a destiempo comienza a erosionarle la invulnerabilidad inicial y exhumado las viejas mañas.

Por: Manuel Fermín

mfermindilone@gmail.com

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