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Homicidas de las letras

Homicidas de las letras

Gold colored condenser microphone other black background. Sound recording equipment.

Por: José Jácquez
Especial para Que Pasa

Me sorprende que una institución  como la Asociación Dominicana de Radiodifusores (Adora), que me obliga a escuchar todos los días su minieditorial, soslaye la miserable intervención, a través  de las ondas hertzianas, de homicidas de las letras e irrespetuosos de la gente decente que se topa en el dial con las más impúdicas de las letras.

Siento vergüenza de la bajeza interpretativa de gente que talvez pasó por la escuela, pero no recibió educación.

Esa camada de jóvenes, que se vanagloria de hacer música de calle, no es, per se, la culpable, puesto que su escasa formación y sus lagunas culturas la conducen hacia la descomposición social que nos arropa. Pueden hacer ostentación de mucho dinero y de exhibir lujosos vehículos, pero caen en la maraña de la desfachatez cuando se expresan por radio, tv o a través de composiciones sin calidad, que lesionan el oído patrio.

Culpables son Adora, que pone la radio al servicio de ese segmento de la población,  la Comisión de Espectáculos Públicos y Radiofonía (CNEPR) y el propio Estado, que posee las herramientas, oxidadas por falta de uso, para controlar la asqueante, vergonzosa y repugnante «música».

La televisión y la radio son  medios idóneos para enseñar , educar , informar y alegrar; no para pervertir ni difundir  desafueros ni géneros musicales que avergüenzan a la sociedad.

Conozco hace muchos años al presidente  Luis Abinader. Sé de su entereza,  seriedad y de sus mejores intenciones para corregir entuertos y conducir al país por el mejor sendero. 

Sin una radio y una televisión que los niños y jóvenes no puedan sentarde a verla y escucharla por la pus que derraman, no se podrá completar la obra de adecentamiento social que  promueve y siente el mandatario  dominicano.

Parecería un tiempo perdido el que se dedica a una formación académica para alcanzar un  trabajo en los medios audiovisuales, cuando a cualquier analfabeta, desprovisto de respeto y conocimiento,  se le abren las puertas de éstos para que agredan la tranquilidad del teleauditorio.

El artículo 79 de la ley de Espectáculos Públicos y Radiofonía es muy claro cuando se refiere al buen uso del idioma castellano y a mantener su pureza.

¡Ay, María Cristina Camilo, Bernardo Palau Pichardo, Jesús Rivera,  Osvaldo Cepeda, Freddy Mondesí, Nobel Alfonso, René Alfonso, Rodolfo Espinal, Santiago Lamela Geler, Elis Pérez, Yaqui Núñez, Juan Nova Ramírez…….!

No puede ni debe un país permitir el desorden en los medios electrónicos,  que no aplica reglas para su uso,  ni hay un tamiz para separar lo malo, lo dañino, lo perverso.

Con una radio así,  al Estado que se  le paren las antenas, y que convierta en grande una pantalla chica en contenido.

El Nacional

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