Santo Domingo.- Los gobiernos de Estados Unidos e Israel anunciaron el martes que habían llegado a un acuerdo con el movimiento Hizbulá, para un “alto el fuego”, y así poner fin a la guerra entre la nación hebrea y el grupo chiita, con sede en Líbano.
Para ser claro, Israel perdió la guerra, a pesar de su superioridad aérea y el apoyo de Washington, y así lo confirma la mayoría de su población, que califica el acuerdo como “una rendición”.
El acuerdo de “alto el fuego” no incluye a la golpeada Gaza, en Palestina.
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Fue un conflicto diferente a los anteriores, pues Israel siempre había enfrentado a un Hizbulá que tenía armas obsoletas.
Pero esta vez, el grupo islámico contó con señales satelitales, armas modernas y otros equipos suministrados por Irán e incluso, Rusia.
Las imágenes satelitales permitieron al movimiento libanés obtener las coordenadas sobre la ubicación de las tropas hebreas, y así las atacaban con modernos proyectiles.
Las bajas israelíes estaban en aumento, y ello obligó al primer ministro, Benjamin Netanyahu, a buscar un cese al fuego, a través de sus protectores estadounidenses.
Pero un punto clave que obligó a Netanyahu a buscar la paz fue el hecho de que el territorio judío fue golpeado con fuerza por misiles de Hizbulá y el movimiento Hutí Ansarolá, de Yemen.
Israel estaba prácticamente acorralado, al ser bombardeado desde varios frentes, tanto desde El Líbano como de Yemen.
A ello se agregó el resurgimiento del grupo Hamás, que, según el Ejercito israelí, había sido aniquilado en Gaza.
Netanyahu, contra quien pesa una orden de arresto por crímenes de guerra y genocidio en Palestina, aseguró que su gobierno se centrará “en enfrentar a Irán, Siria y continuar la ocupación de Gaza.
Ahora Israel tiene la oportunidad de mejorar su defensa aérea, ya que su “Domo de Hierro” no resultó tan eficiente, como se había vendido el sistema antiaéreo.
Lo mismo ocurrirá con Hizbulá, ya que puede continuar adquiriendo armas modernas de los países que le apoyan, como Rusia e Irán.