Leonel Fernández acudió por primera vez al fenómeno de la comunicación en la República Dominicana Alofoke Radio Show, donde le hicieron preguntas desde qué si era verdad que tenía tatuajes en su cuerpo, de si le había bajado línea a Albert Pujols tras conocer sus relaciones con su hija Nicole, y hasta si tenía una novia, ya que es un hombre soltero.
Carlos Marx en su tiempo escribió que el hombre en su vida íntima se degrada, pero que en su vida personal se presenta con solemnidad.

Al responder que nunca ha tenido un tatuaje en su cuerpo, Leonel Fernández reconoció que esa es una tendencia humana, dijo que Albert Pujols hizo un aparte en el estadio donde lanzó la bola para decirle junto a Nicole: “Esto es lo que hay” y que no ha sido necesario bajarle línea como padre a la estrella del béisbol, pero en cuanto a si tenía una novia, contestó: El hombre tiene tres vidas y la tercera es la oculta, la íntima, la cual se abstenía de revelar.

Nos pareció una respuesta de ficción que la ofreció el Doctor Balaguer a Trujillo, quien al preguntarle si creía en Dios, le contestó al jefe “Aunque no creyera tengo que vivir como si creyera”.

Nos montamos en estos días con un artista de la pintura en la jeepeta de su hija que estudió en Europa, y la emisora que escuchaba, que estaba en línea, era en inglés, pero el martes tras la publicación de la entrevista le dijo al padre que había visto a Leonel en Alofoke.

Ella es de la generación en la que ha explosionado el movimiento urbano, cuyos exponentes han desfilado por Alofokeradioshow, que ha logrado un rating que trasciende la geografía nacional.

Quisimos ver el impacto de Leonel Fernández montado en esa extraña carretera por la que no había circulado, y encontramos que impacta 27 provincias, 15 estados en Estados Unidos y 4 comunidades de España.

Esa entrevista es histórica, ya que los jóvenes, cuyos oídos solamente están disponibles para la música de su tiempo y que no vivieron conscientemente los gobiernos de Leonel Fernández, encontraron en Alofoke Radio Show un lugar para controlar sus impulsos para ver, quizás por primera vez, al expresidente.