Señor director:
Llama la atención que la Dirección de Ética Gubernamental y el Gobierno Central no les pongan atención a las diferentes denuncias que a la fecha lleva el ministro de Educación Roberto Fulcar.
Si algo ha caracterizado a este gobierno es que cuando un funcionario causa ruido inmediatamente lo destituye salvo los casos del ministro de la Presidencia, Lisandro Macarrulla, con la construcción de la cárcel La Victoria, el que manejó mayor presupuesto, y el ministro de Educación que lleva varias denuncias.
El locutor Miguel Ortega, ya acudió a la Dirección de Ética Gubernamental que dirige la doctora Milagros Ortiz Bosch.
Se debe practicar con el ejemplo o ¿es que en el gobierno existen vacas sagradas?
Otra denuncia que se ha quedado en el vacío es la que hizo el abogado Plutarco Jáquez sobre la existencia de una mafia en el Ministerio de Educación de que están cobrando hasta un 30% para realizar pagos a personas desvinculadas para entregarles sus prestaciones.
También la Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción debe jugar su papel y no tener perseguidos favoritos. Diolandia Cabrera, cancelada del Ministerio de Educación ha sido lo suficientemente clara en su denuncia y a la fecha las autoridades no han sido lo suficientemente claras con ella ni con el locutor Miguel Ortega.
Mediante esta carta quisiéra contestarme esta pregunta: ¿Qué santo protege al ministro Fulcar?, ¿Dónde está el llamado Ministerio Público independiente?
El presidente Luis Abinader debe seguir la ruta de destituciones de sus funcionarios cuando de escándalo se trate, como ocurrió con Leonardo Faña; Luis Dicent, administrador de la Lotería Nacional; Julio Antonio de la Cruz, director de Embellecimiento; el caso de la Dirección General de Aduanas en Puerto Plata donde por lo menos siete empleados fueron cancelados; el caso del Instituto Tecnológico de San Luis (Itesa), y el caso de Kinberlyn Taveras, ministra de la Juventud.
La pírrica respuesta que ha dado la directora de recursos humanos del Minerd al caso Diolandia Cabrera, no contribuye en nada, muy por el contrario favorece a enturbiar más las turbulentas aguas de la corrupción que a diario ensucian al gobierno.
Señor director es hora ya de que la activa doctora Ortiz Bosch hable sobre los casos del Minerd.
Por: Domingo Jerez