La verdad es que se presta a toda suerte de conjeturas que por no encontrarse el arma con que el expresidente de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), Félix Alburquerque, ultimó al comunicador Manuel Duncan el caso no fuera tipificado como asesinato.

A menos que se tratara de un espejismo o un montaje los videos que circularon sobre el suceso, ocurrido el 19 de agosto de 2022, presentan a Alburquerque con el arma con que hace los disparos a Duncan.

Pero al no presentarse en el proceso en que el expresidente de la DNCD fue enviado a juicio de fondo puede pensarse que, por incompetencia o simplemente para protegerlo, no se hicieron las diligencias de lugar para localizarla. Alburquerque también había sido acusado de violar la ley de armas.

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Ante tal situación la juez Patricia Padilla, del Segundo Juzgado de la Instrucción del Distrito Nacional, no tuvo más que acoger de manera parcial el pedimento del Ministerio Público sobre la muerte del comunicador.

El homicidio voluntario y el asesinato son dos figuras diferentes, que, por tanto no conllevan la misma pena. La pregunta es qué pasó con el arma homicida que ahora no aparece.