La oposición de China y Rusia al despliegue de una fuerza internacional para resolver la crisis en Haití plantea dudas sobre la suerte de la resolución que con ese propósito presentarán Estados Unidos y Ecuador ante el Consejo de Seguridad de la ONU.
Ante la posibilidad de que las potencias se nieguen Washington tiene que contar con un plan B para enfrentar una crisis que de acuerdo con el presidente Joe Biden “ya no aguanta más”.
A simple vista ese plan no parece otro que proporcionar todo el respaldo que sea necesario a la decisión de Kenia de disponer de mil soldados para encabezar las fuerzas internacionales que ayudarán a la Policía de Haití a combatir las pandillas que controlan el país.
Lo ideal sería que China y Rusia entiendan la naturaleza del caos y la inseguridad ciudadana en Haití y se adhieran al despliegue de tropas militares en la nación.
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Pero las dos potencias tienen otra visión de una situación que, como dijo el presidente Luis Abinader, ha trascendido sus fronteras. Como varios países han apoyado la decisión de Kenia e incluso se han comprometido a enviar soldados, Washington tiene más fácil una salida.